ULTIMO CAPITULO

Estuve viviendo en casa de mis adoptivos hasta los 17 años. Intente suicidarme a los tres meses de estar hay y luego cuando tenia 14 años. Sufrí durante años maltratos psicológicos y físicos.
Un familiar de mi adoptiva estuvo acosándome hasta que me marche de allí y una vez casi lo consigue y no había nadie hay que me ayudase.
Me castigaban durante muchos meses encerrada en mi habitación y sin comida. Mi padre adoptivo se portaba bien conmigo y eso ella no lo soportaba, me odiaba.
Ella era la que me pegaba con la zapatilla, cinturón, etc, me dejaba sin comer y solo quería que trabajaria en el campo, cuidara a los animales, las plantas y encima estudiase.
Y como se supone que era mi madre cuando mi padre bebía me metía en su cama, me tocaba y me besaba y yo me alejaba de ella, pero siempre me decía que eso se lo hacen todas las madres a sus hijos.
Pero con la edad del pavo comencé a beber y a fumar porros, hasta que localice a mi madre biológica. Era tanta mi ilusión que me fui a vivir con ella y con 18 años me quede en la calle.
Fui indigente hasta los 24 años y me acompañaba un tío en la calle al que temía.
Me tenia amenazada a mi y a gente que intento ayudarme, y para que no la hiciese daño me largue de su lado. El no me dejaba hablar con nadie, me pego 4 veces y me hizo un corte en el pezón, le odiaba pero le tenia miedo.
Y en Bilbao cuando ya no tenia ilusión por seguir viviendo y sin ganas de luchar, las cosas dieron un gran giro en mi vida.
Llegue al albergue de Elejabarri donde nos daban tres días para estar, siempre me preguntaban porque yo nunca decía nada y le llegaron a decir que me dejara hablar pero me miro y no dije nada. Así que cuando salí a pedir limosna me dijeron que le podían dar trabajo a el y le llame para que hablasen.
Y empezó a trabajar lo cual nos alargaba la estancia en el albergue, y yo no tenia que estar con el todo el día. Pero de repente un día no apareció a dormir y cuando vino al día siguiente vino todo puesto, hasta las cejas de cocaína. Saque el valor suficiente para enfrentarme a el, aunque por dentro estaba acojonada. Y el, un tío de casi dos metros de estatura, no podía soportar que yo me enfrentase a el y me levanto la mano para pegarme, pero yo me había colocado al lado de una cámara de vigilancia y se marcho. Y nunca mas le volví a ver.
De todo se sale y todas las personas tenemos una fuerza interna que ni imaginamos os lo aseguro, así que luchad y buscad algo que os haga seguir adelante pues hay muchas cosas que merecen la pena.
GRACIAS MI BILBAO ME DEVOLVISTE LA VIDA. ASÍ LLEGUE Y AQUÍ SIGO LUCHANDO.
OS AGRADEZCO A TODAS LAS PERSONAS QUE HABÉIS SEGUIDO MI HISTORIA LA HE RESUMIDO PUES HE VISTO QUE NO LE GUSTABA A MUCHA GENTE.
UN FUERTE BESO Y UN ABRAZO DE CARIÑO PARA TODO EL MUNDO.